miércoles, 2 de junio de 2010

las colonias en el espacio economico hispano

LAS NUEVAS DIRECTRICES ECONÓMICAS

Inserción de las colonias en el espacio económico hispano

Los ilustrados creían que la ciencia era la herramienta con la que podrían arreglar el mundo. Según esto los “proyectistas” pretendían renovar la estructura social y transformar el estado gracias a la ciencia económica. Los proyectos que diseñaban para América eran irrealizables por su ambición, aunque algunos eran interesantes como el de Uztáriz, Campillo, Ward, Ulloa y Campomanes, que a veces obtuvieron su reflejo e la administración.
Las reformas reales fueron más modestas: autolimitadas, selectivas, moderadas y subordinadas a las necesidades militares y fiscales. Buscaban el beneficio rápido, recaudando más pero no necesariamente aumentando los impuestos, sino también evitando el fraude y ejerciendo nuevas actividades.
Las reformas en el comercio, minería, industria, agricultura y ganadería estuvieron determinadas por el nuevo papel que se asignó a las colonias: productoras de materias primas y mercados de absorción. De estos principios se deduce que su economía debía diversificarse proporcionando bienestar a los súbditos americanos pero de forma que no compitieran con la metrópoli y consumieran productos metropolitanos. Las reformas se centraron en:
Los monopolios estatales: los estancos tuvieron una implantación desigual, algunos de ellos ni siquiera reportaban beneficios y su implantación se debía a fines políticos, otros eran extraordinariamente rentables. Los primeros se dejaron en manos de los mismos asentistas, se buscaron arrendatarios nuevos o se suprimieron como monopolio. Los segundos empezaron a ser gestionados directamente por la corona y se implantaron algunos nuevos.
Entre los más rentables destacaron la sal y el azogue, que mejoraron su calidad, se abarataron los precios y se regularizó su transporte. La pólvora que aumentó su producción con el consiguiente abaratamiento y generalización de su uso. Estos tres monopolios estaban relacionados con la minería y eran vitales, no solo para la Corona, no solo porque aumentaban sus ingresos sino también porque ayudaban a controlar la minería.
Menos útiles, pero de interés social y político eran el pulque, un aguardiente de caña que se gravaba por entender que era perjudicial para la salud, el papel timbrado, grabado para evitar el vicio de pleitear, los naipes, monopolio a favor de un pueblo granadino, la lotería, estancada para controlar los juegos de azar, y el tabaco que se estableció a favor del ejército para preservar su calidad y promocionar su producción. Se fumaban cigarros puros y “papelillos” (cigarrillos).
La minería basó su reforma en la minería alemana. Los progresos técnicos producidos desde el siglo XVI exigían cada vez más inversión y mayores unidades de explotación, pero la legislación iba en contra de esta tendencia y la escasez de capital hizo aumentar la dependencia de los “aviadores”. La conjunción de estos factores hizo que la producción se estancara en torno a 1760. Estos problemas eran conocidos en Madrid, sobretodo después de la publicación de Gamboa “Comentario a las ordenanzas de minas” en la que se comentaban las medidas legales, se exponía la situación de la minería y se proponían medidas para remediarla: abaratar las materias primas, promover exenciones fiscales, facilitar la financiación y los créditos en buenas condiciones a los mineros y establecer una jurisdicción especial para el sector.

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